Como parte de nuestro estudio titulado “Consultoría para realizar el inventario de acueductos rurales (Georreferenciación de bocatomas, número de suscriptores, cálculo de áreas mínimas, evaluación de capacidad de la fuente, de conformidad a las guías de MAVDT y RAS 2017) del Municipio de Guadalajara de Buga, Valle” hemos tomado esta publicación para plasmar los aspectos institucionales y organizativos obtenidos de un diagnóstico enmarcado en tres ámbitos: Social – organizativo. Administrativo y Técnico.
En el tema Social – organizativo, se tienen las siguientes :
En la zona rural del municipio de Guadalajara de Buga, la cual ha sido una de las mas afectadas por actores del conflicto armado interno en Colombia especialmente entre los años 1995 y 2015, hay un fraccionamiento del tejido social con efectos notables en la población, relacionada con el empobrecimiento de niveles socio-económicos de las familias campesinas residentes habituales de las veredas y corregimientos, especialmente las ubicadas en la zona media y alta. Entre los efectos más notorios están:
- Los niveles de pobreza de las familias campesinas. En estadísticas del DANE se plantea que el 65,2% de las familias de zona rural están censadas en los niveles 1 y 2 del SISBEN, lo que indica que la población rural hace parte de la franja de población pobre y vulnerable del Municipio. La dificultad para acceder a servicios de transporte, el mal estado de las vías, viviendas en condición de deterioro, altos costos de los elementos para la producción agropecuaria, son muestra de la situación.
- El desarraigo de los jóvenes quienes se van a la ciudad en busca de oportunidades laborales y/o académicas. No se vinculan a las organizaciones ni se entienden de los destinos de su vereda o corregimiento. Los encuentros y visitas fueron atendidas principalmente por personas adultas y adultas mayores, en 5 casos de los 20 sistemas visitados se encontró a jóvenes empoderados de los procesos (ACUAJANEIRO, ASUACOVI, SAN ANTONIO CHAMBIMBAL, PIHAMABRIS Y MIRAFLORES).
Cabe destacar que, desde hace algunos años, especialmente desde la firma del proceso de paz (2016), se inició un retroceso en el referido desarraigo, muchas familias y jóvenes retornaron al campo ante la compleja situación que se vive en los centros urbanos y sumado a lo anterior, uno de los efectos de la pandemia mundial generada por el virus del Covid-19 fue el hecho que las familias, cada vez más buscaran opciones para asentarse en zona rural.
El desestimulo a la labor del liderazgo social y la participación
Otro de los principales efectos de la violencia por el conflicto armado interno y el empobrecimiento de las familias económicamente hablando, es la desmotivación a la participación y sin ésta, no hay arraigo y por ende no hay sentido de pertenencia; es decir; no hay sentido de comunidad, no hay intereses ni propósitos comunes y no hay proyecto de vida para las comunidades. Las personas creen que la posibilidad de cambiar y mejorar no esta en sus manos, sino en manos de terceros (sean estas instituciones del estado o privadas), limitando la capacidad de autogestionar su propio desarrollo. La labor de los lideres no es reconocida por las mismas personas de las comunidades, tampoco por las instituciones, por el contrario es cuestionada y esta labor que se hace de carácter altruista pierde sentido ya que no cuenta con una remuneración monetaria ni reconocimiento simbólico, en algunos casos porque los usuarios de las organizaciones creen que dicho ejercicio está viciado de intereses particulares.
La pérdida de confianza en sus propias capacidades y autonomía
Se refleja en la fragilidad al interior de las organizaciones, los usuarios en general y/o miembros de las juntas administradoras, no comprenden sus deberes, abandonan los cargos en muchos casos por que no se sienten capaces (al no contar con las herramientas conceptuales, metodológicas y actitudinales) de alcanzar los objetivos o de realizar las gestiones que se requieren para ello.
La fragmentación del tejido social debido a factores externos
En ocasiones hasta la desesperanza, se evidencia en la pérdida de cultura y tradiciones propias de la zona rural campesina, para acoger actividades que representen beneficios monetarios o de intercambio. Las festividades y/o rituales (de carácter religioso o no), festivales escolares, trueques, eventos deportivos, encuentros, hasta la gastronomía propia dejó de ocupar un lugar de preponderancia en la integración comunitaria. Hoy en día se aferran a una opción que se vislumbra en el panorama rural como innovadora, el turismo ecológico y el deporte asociado a experiencias ecológicas y/o paisajísticas.
Tomando como base todos estos impactos negativos en las comunidades por factores externos, es posible afirmar que, cada vez con más fuerza, los pobladores se levantan y dan pasos hacia la reconstrucción de sus espacios sociales y organizativos, por ello el presente diagnóstico resalta los siguientes aspectos:
- Hay organizaciones y hay capacidad de resiliencia de las familias. Las hay por decisión de grupos pequeños de pobladores, algunos con trayectoria de liderazgo, otros porque sufrieron impacto directo de la violencia o el abandono y otros que han hecho conciencia que se requiere de un trabajo articulado entre entidades del estado, privadas y comunidad para avanzar en el desarrollo social y económico de las veredas y corregimientos.
- Existen 22 organizaciones comunitarias liderando el proceso de administración del servicio de acueducto en 20 sistemas, que benefician a 30 centros poblados de la zona rural del municipio de Guadalajara de Buga. De las 22 organizaciones 18 son asociaciones de usuarios y/o asociaciones comunitarias, 3 corresponden a comités que hacen parte de Juntas de Acción Comunal y 1 Junta Administradora del Acueducto. Los niveles de desarrollo organizativo de las mismas (membresía, estilo de liderazgo, trayectoria organizativa) varían según condicionamientos de tipo externo y trayectoria en trabajo comunitario, así:
- Es de anotar que existen particularidades en la forma organizativa y administrativa que adquieren algunas de estas organizaciones comunitarias relacionadas con el hecho de compartir estructuras de los sistemas. Caso concreto de ACUASALUD MANANTIAL, cuya administración recae en 3 organizaciones que conforman 1 sistema para dar cobertura a 4 comunidades dispersas y alejadas entre sí. También otros con menor impacto organizativo como lo son ARCS, Guadualejo-La Honda Majahierro, Monterrey-San José y Miravalle donde se surten varias comunidades a partir de un solo sistema y organización comunitaria.
- Destaca la existencia y pervivencia de las organizaciones de Junta de Acción Comunal en las 30 veredas y cabeceras corregimentales visitadas, así como las iniciativas comunitarias para la conformación de asociaciones de productores, permitiendo así la reactivación económica tanto como la reactivación de la población campesina en su ser y su hacer y como pieza fundamental para el desarrollo social del municipio y el país. Destacan entre ellas, APROFRUM, APROPLAN, ASOPAD, ASOPROAGRO, ASOPROASA, ASOPROPLA, COOMAGRO, ASOGROCAM, ASOGAP, FINCA ECOTURISTICA EL GUATIN, MERCADO CAMPESINO DE LA HABANA Y LA MAGDALENA y las 20 organizaciones administradoras de los Acueductos.
- Se resalta la existencia de liderazgos de diferente índole o naturaleza, religioso, deportivo, grupos ecológicos y juveniles adscritos a las instituciones educativas, grupos de mujeres, adultos mayores y productores agropecuarios. Así mismo la figura del fontanero es clave en las comunidades, es un referente no solo para asuntos relacionados con la prestación del servicio de acueducto sino también un referente para diversas situaciones que se presentan al interior de cada comunidad.
En últimas, las familias y comunidades han resuelto con los recursos a su alcance (humanos, técnicos, organizativos) la forma mas ajustada para brindar el acceso al recurso hídrico, para solventar sus necesidades humanas y poco a poco van avanzando a criterios definidos por las entidades del sector de carácter legal, para lo que requieren mayor acompañamiento y empoderamiento en todos los aspectos referidos en el diagnóstico: social, organizativo, administrativo, conceptual, técnico y tecnológico, teniendo en cuenta que para ello, las familias deberán mejorar sus condiciones socioeconómicas y así mejorar los ingresos captados por sus organizaciones.
Astrid Eugenia Cataño Otálora Trabajadora Social | Magister en Educación.